La dispensación es una función del servicio farmacéutico, y
se define como la entrega de uno o más medicamentos y
dispositivos médicos a un paciente, y la información sobre su uso adecuado realizada por el químico farmacéutico y el
tecnólogo en regencia de farmacia.
Cuando la dirección técnica de la droguería, o del establecimiento autorizado para la comercialización al detal de medicamentos, esté a cargo de personas que no posean título de Químico Farmacéutico o tecnólogo en Regencia de Farmacia, como por ejemplo, el director de droguería, el farmacéutico licenciado, el expendedor de drogas y el auxiliar en
servicios farmacéuticos, la información que debe ofrecer al paciente tratará únicamente sobre las condiciones de almacenamiento, la forma de reconstitución de medicamentos cuya administración sea la vía oral, la medición de la dosis,
los cuidados que se deben tener en la administración del medicamento y la importancia de la adherencia a la terapia.
El uso adecuado del medicamento busca asegurar que sea administrado de manera apropiada, segura y efectiva, con el fin de contribuir efectivamente al cumplimiento del efecto terapéutico previsto por el prescriptor. Uno de los puntos de contacto entre el laboratorio fabricante del medicamento y el paciente es a través del farmacéutico encargado de la dispensación de los medicamentos y dispositivos médicos en las droguerías o farmacias-droguerías. La relevancia del proceso de dispensación oportuna y eficaz está no solo en entregar al paciente el medicamento prescrito —que le va a prevenir, diagnosticar, tratar o rehabilitar una enfermedad— sino en transmitir al paciente la información necesaria para su uso adecuado, toda vez que el mejor medicamento prescrito correctamente puede ser ineficaz e incluso peligroso cuando no se usa en forma correcta.
La dispensación de antibióticos es uno de los ejemplos más comunes que nos ayuda a ilustrar la importancia del uso adecuado del medicamento. Si bien los antibióticos son medicamentos que han sido aliados excelentes del médico para
combatir enfermedades durante años, el abuso, la automedicación y su uso inadecuado han contribuido a la creación de
resistencia cruzada en buena parte de la población. En Colombia, no está permitido dispensar antibióticos sin prescripción médica; sin embargo, en la práctica se hace.
Generalmente, el paciente que se automedica solicita y se le dispensa un tratamiento para dos o tres días de un antibiótico
que debe utilizarse, en el caso de este ejemplo, durante 7 días, con la disculpa de que no tiene más dinero para el tratamiento completo. Esta justificación puede ser cierta, pero usar un antibiótico durante un tiempo inferior al que necesita para que el tratamiento sea efectivo contribuye a crear una resistencia bacteriana a ese antibiótico y a otros de la misma familia. De esta manera, cuando al paciente se le presente una infección similar, el primer antibiótico que usó inadecuadamente no le servirá y será necesario utilizar uno o más antibióticos más avanzados, y por tanto, el costo del tratamiento va a ser mayor. Lo mismo ocurre cuando el paciente que se automedica solicita y se le dispensa un antibiótico —en muchos casos utilizando las experiencias de familiares o de amigos— para enfermedades en las cuales el antibiótico automedicado no es efectivo.
Los farmacéuticos deben procurar dar un servicio de igual eficacia, y calidad a todos los pacientes que se acerquen a las instalaciones o al establecimiento, sin importar la gravedad o la urgencia del tratamiento ni la condición social del paciente; todos merecen igual atención, disposición y voluntad de servicio.
dispositivos médicos a un paciente, y la información sobre su uso adecuado realizada por el químico farmacéutico y el
tecnólogo en regencia de farmacia.
Cuando la dirección técnica de la droguería, o del establecimiento autorizado para la comercialización al detal de medicamentos, esté a cargo de personas que no posean título de Químico Farmacéutico o tecnólogo en Regencia de Farmacia, como por ejemplo, el director de droguería, el farmacéutico licenciado, el expendedor de drogas y el auxiliar en
servicios farmacéuticos, la información que debe ofrecer al paciente tratará únicamente sobre las condiciones de almacenamiento, la forma de reconstitución de medicamentos cuya administración sea la vía oral, la medición de la dosis,
los cuidados que se deben tener en la administración del medicamento y la importancia de la adherencia a la terapia.
El uso adecuado del medicamento busca asegurar que sea administrado de manera apropiada, segura y efectiva, con el fin de contribuir efectivamente al cumplimiento del efecto terapéutico previsto por el prescriptor. Uno de los puntos de contacto entre el laboratorio fabricante del medicamento y el paciente es a través del farmacéutico encargado de la dispensación de los medicamentos y dispositivos médicos en las droguerías o farmacias-droguerías. La relevancia del proceso de dispensación oportuna y eficaz está no solo en entregar al paciente el medicamento prescrito —que le va a prevenir, diagnosticar, tratar o rehabilitar una enfermedad— sino en transmitir al paciente la información necesaria para su uso adecuado, toda vez que el mejor medicamento prescrito correctamente puede ser ineficaz e incluso peligroso cuando no se usa en forma correcta.
La dispensación de antibióticos es uno de los ejemplos más comunes que nos ayuda a ilustrar la importancia del uso adecuado del medicamento. Si bien los antibióticos son medicamentos que han sido aliados excelentes del médico para
combatir enfermedades durante años, el abuso, la automedicación y su uso inadecuado han contribuido a la creación de
resistencia cruzada en buena parte de la población. En Colombia, no está permitido dispensar antibióticos sin prescripción médica; sin embargo, en la práctica se hace.
Generalmente, el paciente que se automedica solicita y se le dispensa un tratamiento para dos o tres días de un antibiótico
que debe utilizarse, en el caso de este ejemplo, durante 7 días, con la disculpa de que no tiene más dinero para el tratamiento completo. Esta justificación puede ser cierta, pero usar un antibiótico durante un tiempo inferior al que necesita para que el tratamiento sea efectivo contribuye a crear una resistencia bacteriana a ese antibiótico y a otros de la misma familia. De esta manera, cuando al paciente se le presente una infección similar, el primer antibiótico que usó inadecuadamente no le servirá y será necesario utilizar uno o más antibióticos más avanzados, y por tanto, el costo del tratamiento va a ser mayor. Lo mismo ocurre cuando el paciente que se automedica solicita y se le dispensa un antibiótico —en muchos casos utilizando las experiencias de familiares o de amigos— para enfermedades en las cuales el antibiótico automedicado no es efectivo.
Los farmacéuticos deben procurar dar un servicio de igual eficacia, y calidad a todos los pacientes que se acerquen a las instalaciones o al establecimiento, sin importar la gravedad o la urgencia del tratamiento ni la condición social del paciente; todos merecen igual atención, disposición y voluntad de servicio.